Donald Trump dio la orden durante la noche del jueves de bombardear las tropas de Bachar el Asad. Esta decisión llegó por sorpresa después de que el presidente la rechazase hace unos días. El ataque de 59 misiles de Tomahawk, con 500 kg de carga explosiva cada uno, ha dejado por el momento a seis sirios muertos. Este es el contrataque de Trump después del bombardeo con armas químicas que dejó el martes 86 muertos, siendo 30 de ellos niños.
Esta actuación por sorpresa de Trump pone en duda su relación con Moscu. El ataque ha sido completamente imprevisible ya que había sido uno de los principales ejes de su campaña, cualquier ataque contra El Asad es negativo. Pero esto cambió cuando las tropas dispararon en la población de Jan Sheijun. “Es horrible. Ha cruzado muchas líneas rojas”, apuntó el presidente. Este supone el primer ataque de Estados Unidos desde que comenzó la guerra hace ya seis años.
Hasta el momento Trump se había mantenido fiel a su discurso pero tras el bombardeo dejó entrever su intención pero nada en firme. El Pentagono llegó a reconocer que podría llegar esa posible intervención militar pero no de esta forma tan repentina. Desde el Pentagono, han apuntado que antes del ataque se “habían adoptado medidas extraordinarias para evitar bajas civiles” y “rebajar al mínimo los riesgos del personal del campo aéreo”, por lo que avisaron a sus compañeros rusos.
El ministro de Defensa de Siria, Fahd Yasem al Freich, ha etiquetado a Estados Unidos tras el ataque como «socio» de los terroristas. «El ataque hace a EEUU un socio del Estado Islámico y del Frente Al Nusra» y Al Freich ha remarcado que se trata de una «acción ilegal y contraria» al derecho internacional.
Durante la noche del jueves, Trump tenía una cena con el presidente chino en su mansión de Mar-a-Lago, Florida. Y fue a las 20.40, una hora después del encuentro con el dirigente cuando el ataque comenzó sin haber dado ninguna noticia al Congreso. A esa hora los destructores USS Porter y USS Ross, salieron rumbo a la base de Shayrat donde atacaron angares y almacenes de armas en los que murieron seis personas y dejaron varios heridos. Tras el ataque el presidente de Estados Unidos apuntó que Al Asad había iniciado el conflicto “usando gas mortal, Asad segó la vida de indefensos hombres, mujeres y niños. Fue una muerte lenta y brutal. Incluso hubo bebés asesinados cruelmente en este ataque bárbaro. Ningún hijo de Dios debe sufrir tal horror”.
Durante su intervención Trump anuló el discurso de Obama e hizo un llamamiento a las demás naciones para finalizar la «carniceria de Siria». “Años de intentos para cambiar la conducta de El Asad han fallado de forma drástica. En consecuencia, la crisis de los refugiados se ha ahondado y la región sigue desestabilizada y amenazando a Estados Unidos y sus aliados”, aseguró el presidente.
Ante la duda de que esto pudiese iniciar otra guerra el Pentagono quiso aclarar que esto se trata de un «ataque único». Rusia ha negado en todo momento retirar el apoyo a Al Asad y ha apuntado que todo movimiento en Siria tendrá que contar con su aprobación a pesar de que uno de los portavoces del Kremlin aseguró que el apoyo Al Asad tenía sus limites. Estados Unidos en un ejercicio de no violentar la relación con Rusia, avisó del ataque para que no hubiese bajas en sus tropas.