Diana Fernández – @diana_Fedz


La comedia se ha puesto en tela de juicio desde tiempos de Quevedo. El sarcasmo y la ironía son esos factores incómodos que el poder no puede controlar y que intenta hacerlo a través de lo judicial y de un puñado de leyes que protegen a unos cuantos afectados que rebuscan el motivo de su ofensa. España, mantiene el lema de libertad como excelso principio y eso crea momentos acusadamente mágicos como que un chiste acabe en la mesa de un juzgado.

Quique Peinado, presentador, guionista y columnista, aunque esto último lo considera «un cáncer» llega a la hora prevista a una cafetería cerca de Globomedia para hablar de su nuevo programa en Movistar + ‘Radio Gaga’ y de paso dar un repaso por ese ya devaluado y restringido concepto que es el humor. Comenzando por su nueva apuesta, el presentador considera que «es una mezcla bastante lógica pero complicada. Combina los dos factores ya que la intimidad que te da una radio no te la da la televisión». Radio Gaga es un nuevo formato en el que Peinado y Manuel Burque tendrán que convivir en una caravana y estarán disponibles para cualquier persona que se les quiera acercar a contar su historia. «Es un formato mágico» asegura. ¿Qué consideras lo más dificil a la hora de grabar? «Creo que uno de mis errores es preguntar demasiado. Tengo que quitarme de la cabeza que soy un periodista y conseguir mirar con los ojos que mira un niño. De forma inocente.»

La comedia censurada

«En España el cómico está bajo sospecha» asegura Quique Peinado. Las demandas, las denuncias, las querellas y todas las capacidades procesales contra una nimiedad que no entra en gracia a todo el mundo, pone al humorista frente a una autoridad. Incluso si se emplea el sarcasmo sobre un monumento que exalta al generalísimo y su mértios. ¿Se condena la comedia en este país?. «Ahora sí. Si eres cómico eres sospechoso. El problema es que si te llamo hijo de puta no pasa nada. Si yo hago un chiste sobre tí, tú me tendrías que responder en el mismo código, y no todo el mundo sabe responder de la misma forma por eso creo que a veces la gente se siente indefensa ante la comedia», también la Monarquía.

Hacer piruetas lingüísticas con un toque de humor acaba convirtiéndose en una ocasión solemne en la que pueden llegar a inhabilitarte durante años. Quique Peinado asegura que «el problema es que la gente se ofenda tanto por una aplicación torticera de la protección a dos colectivos como son las victimas del terrorismo y las personas religiosas que están respaldados por la la ley de enaltecimiento al terrorismo y la ofensa al sentimiento religioso. Y eso puede llevar a cómicos ante un juez, por lo que sitúa la comedia bajo sospecha y un país que vincula la comedia bajo sospecha es una mierda de país». Y así es como un ofendido eleva el chiste a categoría de delito haciendo una reverencia a la Democracia.