Aunque desde la nueva ejecutiva de Pedro Sánchez han calificado la aplicación del artículo 155 de la Constitución como algo “no deseable” para la situación en Cataluña, han coincidido en que podría ser necesario llegado el caso. Así lo ha confirmado el portavoz de la propia ejecutiva, Oscar Puente, quien ha comentado que “todos los escenarios están abiertos”, y que se tomará una decisión “a la luz de las circunstancias”, es decir, tras lo que pase el 1 de octubre.
Puente contradice así las directrices que la portavoz parlamentaria Margarita Robles marcó el pasado julio en el Congreso sobre la aplicación del 155. “El artículo 155 nunca sería una solución procedente y nunca la apoyaríamos”, afirmó la ex magistrada durante la comparecencia de prensa tras la reunión entre Rajoy y Sánchez que se produjo de forma urgente aquel mes para tratar las opciones que el Gobierno y la oposición tenían para frenar a Puigdemont.
Realmente no se trata de una posición nueva por parte de los socialistas, sino de un verdadero paso atrás en cuanto a sus decisiones sobre el referéndum. Si hace unas semanas se oponían de forma total a la aplicación del precepto constitucional que obligaría a Cataluña a acatar la ley (mediante el uso de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado si fuera preciso), hoy no descartan “no oponerse” a que salga adelante. En otras palabras, retirarían el veto que el partido sostenía sobre el texto.
Con este cambio de rumbo, el PSOE se acerca cada vez más a las posturas “gubernamentales” sostenidas por PP y Ciudadanos respecto al caso del referéndum catalán. Desde el ejecutivo de Rajoy ya se ha transmitido que pretenden contar con el apoyo total de los socialistas en cualquier paso que den contra el desafío secesionista. Así lo ha comentado el vicesecretario de comunicación popular, Pablo Casado, admitiendo que “es muy oportuno que el PSOE se abra a la no demonización de ningún precepto constitucional”.