Pocas acciones tan poco sutiles ha tenido la expresidenta madrileña en su carrera política como la de utilizar su declaración ante el Juez Velasco para “redefinir” la idea que la opinión pública tiene de sus legislaturas al frente de la Comunidad de Madrid. Para que nadie se acordara del agujero de Telemadrid, de sus “batallas políticas” con Gallardón, o de los más de 30.000 euros que González “hizo desaparecer” con su tarjeta Black, Esperanza intentó (y casi consiguió) usar la cualidad dialéctica que mejor la define: “Señora Aguirre, ¿usted tenía conocimiento de los negocios de su mano derecha?”, a lo que la popular contestaba “nosotros inaugurábamos un colegio a la semana”. La situación se hizo tan surrealista e insostenible que el propio magistrado se vio obligado a detener la declaración en vista de que no aportaba absolutamente nada.
Su estrategia funcionó a la perfección en la mañana de ayer. Después de esta gran “bomba de humo” ante la sala magistral, no había nadie mejor que ella para finalizar con una gran actuación ante los medios.
“Alcaldesa, en política hay que venir llorado de casa”, afirmó una vez la señora Aguirre, dirigiéndose directamente a Manuela Carmena. Por lo que se pudo ver ayer en los pasillos de la Audiencia Nacional, o la expresidenta hizo un sutil uso de la hipocresía, o no lloró suficiente por Ignacio González en su domicilio. Aunque encontramos una tercera vía, que podría ser que llorar ante 20 medios de comunicación te otorga un aura de inocencia (además de la consiguiente publicidad en dichas cadenas).
Parece que Esperanza nunca estaba atenta… “¿Granados, quien es Granados?, yo me voy a inaugurar un campo de golf…”. O también tenemos “¿Cómo que Ignacio estaba delinquiendo?, lo siento, recibir al Real Madrid me quita todo mi tiempo”.
Según explicó ayer en su intervención ante el juez, no era consciente de nada de lo que pasaba, incluso cuando inesperadamente, su financiación para la campaña contaba con el doble de fondos de los que se preveía en un principio. O cuando la mitad de sus concejales eran detenidos por la Policía. ¿Hacia dónde mirabas, Esperanza?