Roger Federer ha vuelto a hacer historia. El tenista suizo ha ganado por octava vez Wimbledon, esta vez ante Marin Cilic por un resultado de 6-3, 6-1 y 6-4 en menos de dos horas que han hecho que el jugador, de casi 36 años, roce otro récord, ya que con su nuevo triunfo en el All England Club, suma su decimonoveno Grand Slam, un registro que solo está al alcance de los más grandes del tenis, y, pocos como Rafael Nadal o Novak Djokovic, pueden quedarse cerca de ese logro con el que cuenta el de Basilea.
En esas casi dos horas de partido, Cilic, que tenía molestias en el pie, no ha podido apenas plantar cara a Federer. El suizo, que no había participado en el circuito durante varios meses para llegar en las mejores condiciones físicas posibles para su torneo preferido, era el favorito para llevarse el torneo y lo ha demostrando quitándose de en medio con una precisión exquisita a todos sus rivales, demostrando que a pesar de su edad, no hay reto que se le pueda resistir a Roger Federer.
Esta victoria le da una gran dosis de moral a Federer, que en el tercer Grand Slam de la temporada, ha dejado una grata imagen ante el mundo del tenis. No es el mismo jugador que el de hace una década, pero la leyenda del de Basilea sigue creciendo, da igual a los rivales a los que se enfrente, el suizo sigue demostrando por qué es uno de los mejores jugadores de la historia, y su elegancia y deportividad son admiradas universalmente. Nadie se resiste al carisma del ocho veces campeón de Wimbledon.